El Palacio Lobkowicz forma parte del gran complejo del Castillo de Praga, aunque es el único edificio del conjunto que es propiedad privada.
Alberga la colección de arte de la familia Lobkowicz, distribuida a lo largo de 22 galerías que incluyen obras de entre los siglos XVI y XX cuya importancia está reconocida a nivel internacional, pues se trata de una de las mejores exposiciones de Europa.
El palacio dos veces expropiado
La historia de este edificio se remonta hasta el siglo XVI, cuando numerosas familias de aristócratas establecieron sus residencias en Hradcany, la zona adyacente al Castillo de Praga. Tras la destrucción del edificio original (conocido como Palacio Pernštejn, de estilo renacentista) a causa del incendio de 1541, la poderosa familia Lobkowicz lo reconstruyó completamente siguiendo los preceptos del Barroco.
El palacio fue sufriendo sucesivos procesos de rehabilitación en los siglos siguientes, hasta que le fue expropiado a la familia Lobkowicz durante el nazismo. Aunque les fue devuelto al terminar la Segunda Guerra Mundial, el régimen comunista expropió de nuevo todo su patrimonio, incluyendo el palacio.
Hasta el año 2002 esta propiedad no fue devuelta a la familia, que comenzó entonces a restaurarlo de nuevo hasta su apertura definitiva al público como museo en 2007.
Una colección de arte que no te dejará indiferente
La colección de arte del museo recorre la historia europea a través de piezas de todos los estilos: pinturas de Cranach, Rubens, Velázquez o Brueghel el Viejo; partituras originales de Mozart y Beethoven, así como antiguos instrumentos musicales que atestiguan la pasión de la familia por la música; retratos de la familia, cerámica, mobiliario y todo tipo de objetos decorativos de gran valor, como una amplia colección de rifles.
Conciertos a diario
Todos los días a las 13:00 horas tiene lugar un concierto de música clásica en el Palacio Lobkowicz: estos conciertos de cámara constituyen una oportunidad para escuchar en directo las obras de grandes compositores como Mozart, Bach, Haydn, Beethoven, Vivaldi, Chopin o Dvorak en el entorno único de una sala barroca con una estupenda acústica.
Además, el Palacio Lobkowicz cuenta con una tienda de recuerdos y un restaurante propio, el Lobkowicz Palace Café, que tiene unas buenas vistas sobre la ciudad (con la entrada ofrecen un descuento del 10% para utilizar aquí).