En la capital checa hay muchas, muchísimas cosas que hacer aparte de callejear por la ciudad y visitar los monumentos más importantes. Un buen plan puede ser, por ejemplo, ver una obra de teatro en un edificio histórico, como el magnífico Teatro Nacional de Praga, donde también tienen lugar espectáculos de ópera y ballet.
Se trata de un edificio que se ha convertido en toda una institución cultural en la ciudad, pues durante décadas fue el impulsor del mantenimiento de las artes escénicas checas y hoy en día está considerado el principal centro de ópera de la República Checa.
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Origen del Teatro Nacional
A mediados del siglo XIX la clase política praguense solicitó al parlamento la creación de una ópera nacional. Unos años después el proyecto comenzó a tomar forma y se recaudaron los fondos necesarios para llevarlo a cabo gracias a la labor propagandística de varios artistas checos y la aportación individual de todos los habitantes de la ciudad.
Para decorar el interior se convocó un concurso y, finalmente, el teatro quedó inaugurado la noche del 11 de junio de 1881, con presencial real incluida.
Sin embargo, apenas un par de meses después la tragedia se cebó con el teatro, pues un incendio destruyó el escenario y parte del edificio. La tristeza de los praguenses por la pérdida de su recién inaugurado teatro fue tal que comenzaron una campaña de movilización para recaudar fondos y reconstruirlo.
El renacer de un teatro
De este modo, unos meses después, el arquitecto Josef Schulz dio forma a un nuevo teatro, aprovechando para ampliar lo que quedaba del original diseñado por el joven profesor de ingeniería Josef Zítek. Dos años después el Teatro Nacional volvía a abrir sus puertas, con la misma ópera con que se había estrenado en 1881, Libuše (se ve que los checos no son muy supersticiosos).
Un interior exuberante
Aunque el propio edificio del Teatro Nacional destaca en el paisaje urbano de Praga, lo mejor está de puertas para adentro: un grandioso auditorio coronado con una cúpula dorada donde varias pinturas representan figuras femeninas relacionadas con el mundo del arte.
Refugio de manifestantes
Durante 1989, el teatro sirvió como escondite para los manifestantes que luchaban a favor de la caída del régimen comunista; también sirvió como escenario para asambleas y reuniones políticas que culminarían con el nombramiento de un nuevo presidente checo (Vaclav Havel).
Actualmente el Teatro Nacional cuenta con otros dos edificios históricos aparte del del propio teatro: se trata de la Ópera Estatal y del Teatro Kolowrat.